domingo, 25 de septiembre de 2011

Señal Coparmex 96 – Lic. Gerardo Gutiérrez Candiani
Innovación
26 - Septiembre - 2011

La investigación, la innovación y el desarrollo tecnológico son factores determinantes del progreso, y cada vez lo serán más. El nuevo paradigma del desarrollo es la economía del conocimiento. Los países que no tomen en serio esta prioridad y no actúen en consecuencia, están condenados a la dependencia y al subdesarrollo. México no ha hecho lo suficiente en esta área y nuestro rezago se acrecienta.

Aunque en el Índice de Competitividad del Foro Económico Mundial de 2011 subimos 15 posiciones en Innovación -al lugar 63 de 138 países-, seguimos muy lejos de Brasil o Chile, y aún más de China y la India. Además, estamos 11 lugares por debajo de la posición que ocupábamos hace 12 años.

La pérdida constante de nuestra competitividad para innovar tiene una vinculación directa con la que experimentamos a nivel general. En el propio Índice del Foro Económico Mundial, la correlación entre la vertiente de innovación con la clasificación global es de 0.98.

La debilidad de México en esta área se manifiesta tanto en las bases y recursos necesarios para tener un sistema de investigación, innovación y desarrollo tecnológico competitivo, como en la propia producción de innovación.

La disponibilidad de científicos e ingenieros es una de las más bajas del mundo en términos relativos. Apenas cinco de cada 10 mil personas en edad de trabajar están clasificadas como investigadores, 11 veces menos que en un país como Francia y casi 14 veces menos que en Estados Unidos. Tan sólo la Universidad de Sao Paulo, en Brasil, gradúa más doctores por año que todas las universidades de México juntas.

Reconocemos el esfuerzo con el que se ha logrado aumentar el número de graduados en ingenierías en México, más que cualquier otro país en AméricaLatina, hay que seguir adelante.

Países como Hungría e Irlanda presentan más solicitudes de patentes que México, con menor monto de inversión para ciencia y tecnología. Incluso como co-desarrolladores, en alianza con investigadores internacionales, nuestra presencia es marginal. De más de 14 mil 500 solicitudes de patentes en el país en el 2010, sólo el 6.5% fue presentada por mexicanos.

Desde hace décadas, se mantiene estancada la solicitud de patentes nacionales en menos de 600 por año. En cambio, las que registran empresas de otros países, se han duplicado o crecido aún más en 10 años.

México es uno de los países que menos invierte en innovación y desarrollo entre las naciones emergentes y desarrolladas.

Nos hemos fijado desde inicios del presente sexenio alcanzar el 1% del PIB entre inversión pública y privada. Es un objetivo similar al de muchos países latinoamericanos, que de acuerdo con autoridades internacionales en la materia, no resulta suficiente para reducir la creciente brecha científica y tecnológica. En México, apenas hemos llegado al 0.4% del PIB. Brasil y Chile invierten tres veces más que nosotros.

No es sólo una tarea de los gobiernos y las universidades. En México, el sector privado financia apenas el 33% de inversión en ciencia y tecnología; en Estados Unidos, Francia y Corea, su participación es de alrededor de 70% y en España de casi 50 por ciento.

Urge una mejor y mucho mayor vinculación de la "triple hélice" de la innovación y el desarrollo: Academia, Gobierno y Empresa. Es fundamental para dinamizar el espacio mexicano del conocimiento y alcanzar el objetivo de inversión, el mínimo para revertir el estancamiento y rezago.

Sobre estas bases, Coparmex está impulsando tres acciones para alcanzar en un corto plazo la meta del 1% del PIB en inversión para innovación y desarrollo tecnológico. Buscan sentar bases para acelerar nuestra transición a la economía del conocimiento en el mediano plazo y, al mismo tiempo, estimular el mercado interno, ahora que es urgente.

Uno. Incentivo fiscal de 35% a la inversión y gasto total en innovación y desarrollo tecnológico, hasta por un monto máximo de 60 millones de pesos por empresa; aplicable bajo la Ley del ISR a proyectos de mínimo 10 millones de pesos.

Entre los rubros a cubrir, están personal, equipamiento, desarrollo tecnológico, patentes, derechos de procesos de innovación, contratación de centros de investigación y universitarios, construcción de centros y parques científicos y tecnológicos e infraestructuras del conocimiento, entre otros.

Con este esquema, el país alcanzaría una inversión adicional de 10 mil millones de pesos anuales en investigación, innovación y desarrollo tecnológico. El costo para el erario público sería mínimo, pues se aplicaría contra un crédito fiscal y el efecto económico del incentivo superaría al costo del programa, de alrededor de 2 mil 500 millones de pesos.

La pertinencia del paquete fiscal que proponemos, está probada en experiencia reciente. En 2009 se derogó el Programa de Incentivos Fiscales a la Innovación, uno de los más exitosos de la historia en sus ocho años de vigencia. En su último año, benefició a casi mil empresas con más de 3 mil proyectos; el 66% de éstos se vinculó con 133 instituciones de investigación. Por cada peso gastado por el sector público, las empresas aportaron cuatro pesos. Actualmente, 20 economías de la OCDE cuentan con este tipo de estímulos.

Dos. Inversión en Infraestructuras del Conocimiento: Redes, Centros Tecnológicos y Parques Científicos y Tecnológicos.

Durante el presente gobierno se han alcanzado niveles de inversión en infraestructura históricos. Es fundamental que en este esfuerzo, se canalicen más recursos al sector del conocimiento, mediante esquemas de apoyo directo y asociaciones público-privadas para desarrollar centros tecnológicos multisectoriales y parques científicos y tecnológicos.

Los países líderes en tecnología han desarrollado estas infraestructuras en los últimos 30 años.

Coparmex se ha propuesto desarrollar los primeros cinco centros tecnológicos multisectoriales del País. Pedimos apoyo en esta tarea, para generar sinergia público-privada. Con la construcción de estos cinco centros científicos, se pueden detonar inversiones adicionales en innovación por más de 5 mil millones de pesos.

Tres. Incentivo para la incorporación de doctores y maestros de ramas científicas e ingenierías en actividades de innovación y desarrollo de las empresas.

La generación de conocimiento es un proceso que en gran medida responde a la labor de personas calificadas. De los 3 mil doctores que se gradúan cada año en México, sólo 50% consiguen empleo en los centros públicos de investigación. Las empresas requieren de su capacidad para generar valor agregado y pueden darles cabida, complementando la demanda del sector público.

Según el Índice Global de Innovación del Centro de Investigación y de Estudios de Francia, los países con mejor desempeño, se han avocado a aumentar el número de graduados en ciencias e ingenierías. Nosotros, tenemos que hacer lo propio, y encontrar fórmulas adecuadas para que encuentren cabida en todos los sectores.

No debemos seguir como nación pasiva, que trata de adaptarse a los cambios generados en el exterior. También podemos y tenemos que provocarlos por nuestra cuenta. Que la innovación mexicana se convierta en un motor de desarrollo económico y un símbolo en el mundo de la vitalidad y grandeza de nuestra patria.

Hay que dar el paso, con medidas concretas como las que proponemos y queremos desarrollar en conjunto con los sectores público y académico.

México no debe seguir en la zaga en investigación, innovación y desarrollo tecnológico. Queremos estar en el grupo de países líderes; tenemos el potencial y gente talentosa para lograrlo. Detonemos la gran capacidad creativa e innovadora que hay en nuestro país. No perdamos el futuro.

FICMA-CARTELERA TUXTLA GUTIÉRREZ

FICMA-CARTELERA SAN CRISTÓBAL

FICMA-CARTELERA SAN CRISTÓBAL

CRUZADA Y ZAR ANTI-CORRUPCIÓN

Lic. Gerardo Gutiérrez Candiani
19 - Septiembre - 2011
 
 
Coparmex ha reafirmado su respaldo a la iniciativa del Gobierno Federal de combatir con determinación al crimen organizado. Es un paso trascendental, tras décadas de menospreciar la agudización del problema. Sin embargo, para que el esfuerzo dé los resultados esperados -y en tiempo- nos está haciendo falta atacar decididamente a la corrupción y la impunidad, que han permitido que la delincuencia llegue a los niveles que hoy padecemos.

Hay que meter a la cárcel a los capos criminales, asesinos, extorsionadores, secuestradores y ladrones. Pero falta la otra mitad de la ecuación, para que la estrategia esté completa: políticos, funcionarios públicos, policías, encargados de la procuración e impartición de justicia, empresarios y líderes gremiales o sociales que se corrompen y delinquen con impunidad, frecuentemente coludidos con la delincuencia organizada.

Difícilmente superaremos el reto de la inseguridad, y muchos otros desafíos económicos y sociales, de no revertir la cultura de la corrupción en nuestras instituciones y en la sociedad. Desde hace décadas, los mexicanos nos quejamos de esta situación, pero lejos de haberla reducido, pareciera que cada vez es peor.

Debemos ser autocríticos: como nación, no hemos logrado atenuar el círculo vicioso de la impunidad y la corrupción.

Hace 10 años, México ocupaba el lugar 51 de 91 países en el ranking de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional. En la última clasificación, estamos en el sitio 98 de 178 naciones. En tres años, el costo promedio para los hogares por concepto de sobornos creció 20%, llegando a casi 14% de sus ingresos.

Necesitamos convicción y firmeza para que la impunidad y la injusticia dejen de ser hechos cotidianos en la vida pública; erradicar la cultura del soborno, la simulación y el doble lenguaje. Hay que rechazar el cinismo de los corruptos; las justificaciones y los eufemismos, como llamar informalidad a la ilegalidad y "mordida" al robo.

La transición democrática alimentó la esperanza de un México más honesto, donde los abusos y casos de enriquecimiento ilícito serían castigados. Desgraciadamente, esto no ha sucedido; al contrario, surgen nuevos casos en todos los niveles, que terminan sólo en escándalos mediáticos.

Dejemos la pasividad ante esta realidad nacional. El tejido y la cohesión social se resquebrajan, al tiempo que se acrecienta una imagen distorsionada y negativa de nuestro gran país en el mundo y ante nosotros mismos.

Detrás de muchas de las tragedias que hemos vivido, como los casos del casino en Monterrey, la Guardería ABC o las matanzas de migrantes, hay corrupción e impunidad. Consecuencias directas o indirectas del soborno y el tráfico de personas, armas o contrabando, con la complicidad o negligencia de agentes que rara vez son castigados. Inclusive, desde las cárceles se operan todo tipo de delitos.

Lo mismo ocurre con la pérdida o degradación de bosques o playas; con el auxilio a damnificados por fenómenos naturales; el lavado de dinero; las obras públicas llenas de vicios ocultos, costos inflados y opacidad en la adjudicación de contratos; en los usos y costumbres corporativistas y de grupos privilegiados, cada vez más onerosos para la nación.

Estudios internacionales han encontrado que si México bajara su índice de corrupción al nivel de un país como Singapur, provocaría el mismo efecto para incentivar la inversión extranjera que una reducción del 50% en el impuesto sobre la renta que cobra a multinacionales.

También son corruptos, aquellos que lucran con la pobreza y el desamparo; los gobernantes que esconden información y comprometen el futuro de sus estados y municipios, con deudas y gastos irresponsables. Los empresarios que evaden impuestos o defraudan a las instituciones, a sus empleados, competidores y consumidores. Los servidores públicos que hacen de sus dependencias, agencias de colocaciones para sus familiares y grupos políticos, de tráfico de influencias y promoción electoral.

Los precios que se pagan a proveedores del sector público en las entidades suelen estar entre 10 y 30 por ciento por encima de su valor real. Todo esto con absoluta impunidad. Por eso urge que los órganos de fiscalización, como la Secretaría de la Función Pública, cuenten con "dientes suficientes" y facultades para sancionar los actos deshonestos.

En nuestro país, sólo el 2% de todos los delitos que se cometen son sancionados. Sólo 22% de las víctimas acude a las autoridades por la desconfianza ante la corrupción e ineficiencia prevalecientes en los ministerios públicos y juzgados.

Seis de cada 10 reclusos fueron consignados por delitos patrimoniales menores a 5 mil pesos, mientras que desfalcos multimillonarios quedan sin castigo.

La impunidad se fomenta desde arriba. No puede ser que entre los responsables de hacer valer la ley, estén algunos de sus principales infractores. México necesita que se investiguen, esclarezcan y castiguen los hechos de corrupción de las altas esferas, que indignan a la sociedad. Actos de justicia que sienten precedentes ejemplares.

Los ciudadanos también debemos hacer nuestra parte. La corrupción se reproduce en los pequeños actos cotidianos que transgreden las leyes y los principios del civismo: desde tirar basura en la calle o comprar piratería.

Es tiempo de una cruzada nacional contra la corrupción, con un objetivo de cero impunidad. El pueblo mexicano no es, por naturaleza, más corrupto o pasivo ante el abuso que otros. El problema es la falta de una cultura de respeto a la ley, con reglas claras e instituciones eficaces que aseguren que se respeten, con consecuencias ejemplares y oportunas para cualquiera que las infrinja, sea quien sea.

La corrupción se acabará en la medida que se sancione a quienes la cometen. Basta de impunidad e indiferencia.

Para impulsar este esfuerzo, proponemos a los ciudadanos, a nuestros representantes y al Presidente de la República, crear la figura de un Zar Anti-corrupción, como lo hicieron en otros países, con buenos resultados. Una oficina autónoma, apartidista y transexenal, encabezada por un mexicano íntegro, visionario y patriota, auxiliado por un consejo ciudadano.

Sería un enlace con la sociedad civil; que sume esfuerzos; diseñe y proponga políticas públicas, reformas legales y estrategias de articulación de programas, para apoyar a las instituciones de gobierno y órganos de fiscalización; métricas de evaluación y seguimiento de avances o retrocesos, en coordinación con universidades y organizaciones de la sociedad civil.

Una instancia que dé consistencia y continuidad a la lucha contra la impunidad; para que vaya en serio, con programas educativos, campañas de difusión y la búsqueda de acuerdos y compromisos de todos los sectores.

Sería una gran inversión. La corrupción cuesta mucho más: cuando menos 32 mil millones de pesos en el 2010, por concepto de sobornos en la vida cotidiana, casi la mitad del presupuesto asignado en el 2011 al Seguro Popular.

Ninguna comunidad puede aspirar a la seguridad y la justicia, cuando a sus autoridades y policías honestas se les margina o empuja a la colusión; cuando personajes relacionados con diversos tipos de fraudes y enriquecimiento ilícito del servicio público, aparecen sin vergüenza, con una doble moral, aparentando ser ciudadanos ejemplares ante un país con 57 millones de pobres.

Mucho menos cuando figuras como la del narcotraficante o el político corrompido son modelos a seguir para algunos.

Es tiempo de dar este paso complementario a la lucha contra la delincuencia, indispensable para un país con la grandeza, la nobleza y el potencial de nuestro México; maduremos como país.

Hagámoslo por nuestros hijos.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Moralismos.

REFORMA.COM
Sergio Sarmiento
5 Sep. 11

"Hay un encanto de lo prohibido que lo hace indeciblemente deseable".

Mark Twain
 
 
Los políticos no han entendido las lecciones de la tragedia del Casino Royale. La solución no es restringir los casinos, y mucho menos impedir el establecimiento de otros nuevos, lo cual solo fortalecería la condición de monopolio de la que gozan los actuales e incrementaría los incentivos para la extorsión. La medida más sensata sería eliminar todas las restricciones.

Si la gente quiere apostar, que lo haga en México bajo la protección de la ley y de los reglamentos de protección civil: que no tenga que ir a Las Vegas ni entrar a un mercado ilícito.

Las restricciones a las apuestas, como otras prohibiciones moralistas, tienen resultados perversos. Quien quiere apostar lo sigue haciendo aunque la autoridad no quiera. Las restricciones sólo empujan a la gente a apostar de otras maneras o generan un mercado ilegal en el que las extorsiones, tanto de las autoridades como de las mafias, se vuelven inevitables.

La legislación sobre el juego en nuestro país es particularmente mala porque ni prohíbe absolutamente el juego, como en los países musulmanes, ni lo permite completamente. El propio Estado mantiene empresas dedicadas a las apuestas, como la Lotería.

Nacional y Pronósticos Deportivos. Es legal, además, la operación de hipódromos. En lo que hoy llamamos "casinos", que no son realmente tales, se permiten las apuestas con máquinas y algunos tipos de juegos, pero no la ruleta, los naipes y los dados.

En cualquier cantina de nuestro país, sin embargo, podemos ver juegos de dominó, cartas y dados por dinero. Los mexicanos apostamos virtualmente sobre todo, desde un partido de futbol hasta un juego de ajedrez, sin que por eso perdamos nuestra virtud. Yo casi nunca apuesto, pero siempre gocé hacerlo por un encuentro de futbol con Germán Dehesa.


La verdad es que es imposible prohibir las apuestas. El Estado paternalista siempre ha fracasado en sus intentos por hacerlo. Cuando los políticos, como los presidentes municipales de Monterrey y San Pedro Garza García en Nuevo León, buscan prohibir nuevos casinos, lo que quieren realmente es proteger a los que ya operan, como los de Jorge Hank Rhon.

La solución no radica en erigir mayores obstáculos al establecimiento de casas de apuestas, o en apretarles la tuerca a las que ya existen sino en liberalizar el juego. Cualquiera debería tener la posibilidad de abrir un casino. Deben eliminarse las restricciones absurdas que permiten algunas apuestas y otras no. La función de la autoridad debe ser garantizar que los casinos operen limpiamente, es decir, que no engañen a los clientes, y certificar que cumplan con todas las medidas de protección civil.

Si las casas de apuestas son legalizadas, será el mercado el que determine cuántas pueden operar en un área determinada. Si las ganancias se vuelven demasiado altas, habrá más inversionistas dispuestos a crear nuevas con mejores servicios para los clientes.

Cuando se sature la zona, algunas dejarán de operar por incosteables, como ocurre con los restaurantes, cines y otros centros de diversión.


Mientras los gobiernos mantengan la idea de que los casinos son casas de pecado, cuyos permisos deben darse solamente a algunos políticos privilegiados, seguiremos viviendo la pesadilla de extorsiones y corrupción que actualmente rodea esta actividad. Como en otros casos de "problemas morales", ya sea consumo de drogas, prostitución o tantos más, la prohibición resulta la peor de las soluciones.

Dos Lobos.

Una mañana un viejo Cherokee le contó a su nieto acerca de una batalla que ocurre en el interior de las personas.

Él dijo, "Hijo mío, la batalla es entre dos lobos dentro de todos nosotros".   

"Uno es Malvado -  Es ira, envidia, celos, tristeza, pesar, avaricia, arrogancia, autocompasión, culpa, resentimiento, inferioridad, mentiras, falso orgullo, superioridad y ego. 
"El otro es Bueno - Es alegría, paz amor, esperanza, serenidad, humildad, bondad, benevolencia, empatía, generosidad, verdad, compasión y fe. 

El nieto lo meditó por un minuto y luego preguntó a su abuelo: 

“¿Qué lobo gana?”   El viejo Cherokee respondió: "Aquél al que tú alimentes."

sábado, 10 de septiembre de 2011

Domingo 04 de septiembre de 2011
EFE | El Universal

Una dieta mediterránea enriquecida con aceite de oliva virgen o con frutos secos puede revertir la arteriosclerosis en las arterias carotídeas en un año, según un ensayo de la Universidad de Navarra en España. El catedrático Miguel Ángel Martínez González, que dirige el departamento de Medicina Preventiva de la citada universidad, responsable del estudio, considera que la dieta es capaz de conseguir en un año lo que no se logra con fármacos en dos, informó a través de un comunicado.

Los participantes en el experimento, mayores de 55 años y con alto riesgo cardiovascular, se dividieron en tres grupos al azar, dos de los cuales recibieron instrucciones detalladas por parte de unos dietistas nutricionistas sobre cómo seguir una dieta mediterránea adecuadamente.

Uno de los grupos que seguía el patrón de dieta mediterránea recibía quince litros de aceite de oliva virgen cada trimestre, mientras que al otro se le facilitaban frutos secos, con la idea de que los voluntarios consumieran 30 gramos al día de nueces, almendras y avellanas.

Al tercer grupo simplemente se le proporcionó instrucciones y material para seguir una dieta baja en grasa.

A todos los participantes, se les midió el espesor de la capa íntima media de la arteria carótida al principio del estudio y transcurrido un año.

"Entonces observamos que quienes tenían más engrosada esa capa, debido a la arteriosclerosis, mejoraban significativamente, y había una regresión de las lesiones en el caso de las personas que habían seguido una dieta mediterránea enriquecida con aceite de oliva virgen o con frutos secos", indicó Martín González.

Sin embargo, el doctor apunta que esta mejora no se dio entre quienes no presentaban un engrosamiento de la pared de la arteria al comienzo del estudio.

apo/lae

LO POSITIVO...

ALGUNAS COSAS POSITIVAS QUE NOS HA DEJADO ESTE TIEMPO ESPECIALMENTE DOLOROSO:

1.-Hoy volvimos a manejar con cortesía, nadie se mete entre los carros, no se oyen maldiciones de carro a carro y no es porque de repente en Monterrey, aprendimos a manejar correctamente, pero ahora nadie te critica si vas despacio, o no hiciste lo correcto, no se oye el claxon con recordatorio maternales, respetamos mejor las reglas de trafico, nos hemos vuelto mas tolerantes, menos irritantes en las horas pico.

2.-Ahora volvieron los domingos familiares, comidas caseras con la familia extendida, llamamos mas a los parientes lejanos y los que están fuera están mas pendientes de los de aquí. Queremos saber si la tía esta bien y si las primas traerán a los nuevos miembros para que juntos celebremos la vida.

3.-Por la noche cenamos juntos, nos recogemos temprano, nos desvelamos menos, nos sentimos mas seguros en el hogar que en las calles.

4.-Las madres mas despegadas están mas pendientes de los jóvenes ya no importa si no traen ropa de marca o carro ultimo modelo ellos a su vez están mas conectados con la actividad en casa y prefieren vivir con sencillez.

5.-Los estudiantes se reúnen a estudiar y eso hacen. Temprano regresan a casa y permiten que los padres los recojan.

6.-Andamos mas en grupos, somos mas serviciales, nos agrupamos entre iguales, ya no mas llaneros solitarios. Los esposos acompañan a su esposa a las compras del mandado o los hijos no deben dejar ir solas a sus madres.

7.-Dejamos recados en el refrigerador de donde estamos con teléfono y dirección, conocemos mas a los amigos de nuestros hijos y permitimos menos que se queden fuera de casa.

8.-En fiestas de cumpleaños, gozamos los juegos de mesa y la bohemia con guitarras o Kareoques.

9.-Le bajamos de volumen al estéreo. NO mas música de banda y narco-corridos y somos incapaces de molestar algún vecino.

10.-Si alguien no llega a tiempo a una cita lo buscamos y nos aseguramos de que esté bien. Hasta los doctores llaman a sus pacientes.

11.-Evitamos los anuncios luminosos y los grandes anuncios espetaculares y la música publicitaria estruendosa, así que le bajamos a la contaminación visual y auditiva.

12.-En los negocios de servicio, se redoblaron los esfuerzos para captar clientes y te atienden como rey en todas partes, en los bancos hasta te hacen buena cara, en los restaurantes se pulen mucho en el servicio y en el sazón y que decir de los precios, hay promociones en todos los negocios que han sobrevivido y que compiten por pocos pero fieles usuarios.

13.-Todos cuidamos nuestros trabajos, bendecimos a nuestros empleadores y la calidad y la excelencia al fin tienen su justa dimensión.

14.-Las cosas cambian y nosotros también, las iglesias están llenas, todos estamos buscando a Dios. Sabemos que necesitamos un milagro. Oramos mas. Cuidamos los amigos que aun nos quedan aquí. Todos apreciamos lo que tenemos. Agradecemos cada día la vida y lloramos nuestras perdidas. Y seguimos aquí, en esta tierra que bendecimos y amamos.

  • Por los que seguimos aquí,
  • Por los que han sobrevivido a cualquier ataque.
  • Por los que se nos adelantaron,
  • por los que ya no viven aquí,
  • por nuestros hijos,
  • por las generaciones venideras,
  • por el AMOR ...........

Porque el secreto de la felicidad del hombre es el AMOR...

Nunca perdamos de vista la importancia de ver por nuestra familia, de criar a nuestros hijos, de dar amor y todos lo demas vendra por añadidura.

YO NO CULPO A CALDERÓN

Por Carlos Eduardo Díaz

El ataque al casino en Monterrey no fue la gota que derramó el vaso. El vaso se derramó hace mucho tiempo. Este hecho ha sobrepasado incluso al crimen organizado. No es desproporcionado hablar ya de terrorismo. Jamás en la historia de nuestro país un ataque había dejado tantos muertos; jamás se había realizado un atentado contra la población en general con tanta saña.

Nuestro vaso está plenamente desbordado, al igual que el Estado Mexicano. A estas alturas es torpe, ocioso y estúpido señalar a un único culpable. Pero en México señalar a otros y lavarse las manos es el pasatiempo nacional. "Calderón, asesino". "Muera el espurio". "Gobierno represor, cobarde, inútil". "Tenemos un borracho en Los Pinos". "Que el presidente legítimo asuma el control ya".
Todas estas frases, vacías por naturaleza, poseen cierta lógica: muestran el miedo, la impotencia, la ignorancia, el asumirse inocentes y culpar a otro, quien sea, de nuestros males. Como si decapitando al presidente Calderón nuestro país se llenara de colores. Como si él fuera la gran bruja que mantiene un perverso hechizo sobre todos los pobladores, o como si fuera él, personalmente él, quien dispara, secuestra, viola, asesina, decapita, incendia, envenena.

Yo no culpo a Calderón. Es el presidente, y siempre tendrá responsabilidad. Tal vez la mayor responsabilidad en todo esto. Pero yo no lo culpo a él. Él tiene cinco años en la Presidencia, pero los mexicanos tenemos más de 200 años de ser como somos: de estar empeñados en destruirnos mutuamente.

La independencia fue una guerra entre iguales: criollos y peninsulares. ¿Cuál era la diferencia sustancial entre ellos? Ninguna en realidad. Uno nacidos en España, otros, españoles nacidos en estas tierras. La revolución es un ejemplo más: mexicanos contra mexicanos, títeres todos de algunos caciques que tanto anhelaban el poder que se lo arrebataban a balazos. Lo mismo sucedió en la guerra de Reforma, y con el movimiento cristero, y con la guerra sucia, y con tantos y lamentables pasajes de nuestra historia...
hasta hoy, cuando, de nueva cuenta, los mexicanos, de la manera más estúpida y sin sentido, nos asesinamos los unos a los otros sin otro motivo más que por nuestra estupidez genética.

Calderón tiene responsabilidad, y su guerra carece de resultados y de estrategias. Pero no podía quedarse con los brazos cruzados viendo cómo los cárteles despedazaban el país para repartirse o arrebatarse los pedazos. Yo no culpo a Calderón. Nos culpo a nosotros, a los mexicanos, que durante toda nuestra historia, y ahora en especial, hemos hecho de los ilícitos la manera normal de vivir y relacionarnos.

La mordida, la tranza, la piratería, el alcohol adulterado, conducir un auto como verdaderos estúpidos, estacionarnos en lugares prohibidos, festejar cuando alguien más burla las leyes (ahí está el reciente caso de las "ladies de Polanco"), sobornar al maestro, al dependiente de alguna tienda para que nos venda alcohol cuando no está permitido o cigarros si somos menores de edad, el graffiti que tapiza las ciudades, robarnos lo que podemos (si no, nuestras casas no estarían absolutamente enrejadas), entrar al juego perverso y corrupto de los verificentros, presumir de que somos intocables, influyentes, de que conocemos a un amigo que conoce a otro amigo, tirar basura en las calles, y no sólo me refiero a una colilla de cigarro o un papel: sillones en la vía pública, bolsas enormes de basura podrida; acaparar la calle porque creemos que es nuestra propiedad particular.

Decenas de nuestras conductas diarias, que nos parecen normales, son ilícitas. Simple y llanamente, delitos. Estamos demasiado acostumbrados a vivir de esta manera, a destruir la belleza, a escupir a quien demuestra educación, a insultar al que consideramos inferior, a humillar para no ser humillados, a ser prepotentes y necios, incultos y dañinos con quienes son o piensan diferente. Festejamos cuando un niño comienza a decir sus primeras malas palabras y lo animamos a que las diga en público como si fuera una gracia. Preferimos ver un partido de fútbol que leer el periódico; una telenovela que adentrarnos en un libro. Es más sencillo ser imbécil que ser recto. Por eso los primeros abundan y los segundos son pisoteados.

Yo no culpo a Calderón. Tiene responsabilidad, y mucha, pero durante toda nuestra historia nosotros mismos hemos cavado nuestra tumba. Y en todo caso, ¿por qué Calderón y no el PRI, que por 72 años fue simplemente "EL PRI" intocable, corrupto y todopoderoso? Si nuestras generaciones actuales se educaron bajo su sombra.

No. No se trata de señalar ni buscar culpables. Se trata de darnos cuenta qué tan hondo hemos escarbado para darnos cuenta qué tan bajo hemos caído.

Los que venden drogas son los responsables. Pero también quienes las consumen. Quienes saben que sus amigos o familiares las consumen. Quienes saben que un conocido suyo es adicto y para pagar su adicción tiene que asaltar. Y quienes saben que un conocido suyo las vende, y por eso tiene dinero.

Si somos más los buenos que los malos, ¿por qué el país se viene abajo cada día más? Si somos más los mexicanos buenos que los malos, ¿por qué no hemos hecho absolutamente nada para solucionar nuestra miserable situación? ¿Y por qué, cuando alguien, como Javier Sicilia, da la cara y se compromete a querer cambiar las cosas, se le ataca, se le critica, se le insulta, se le señala. y no se hace otra cosa más que hablar, hablar y hablar? Somos dañinos, somos corrosivos, no soportamos que los demás tengan razón o sobresalgan. Estamos resentidos. Nos atacamos sin sentido. Si atacamos a los otros incluso con insultos y con estupideces, no podemos esperar amabilidad mutua cuando alguien nos pone un arma en las manos: somos violentos por naturaleza, imbéciles sin buena voluntad, nos odiamos porque nos odiamos a nosotros mismos.

Yo no culpo a Calderón. Calderón no es diferente a López Obrador, a Peña Nieto, a Marcelo Ebrard. Creer que alguien llegará para llevarnos de la mano al país de las maravillas es ciego y falso. Es creer discursos maniqueos de presidentes legítimos y espurios. Este país no será diferente mientras no dejemos de ser como hemos sido durante al menos los últimos 200 años.

Yo no culpo al presidente Calderón. Nos culpo a nosotros, a los mexicanos, por disfrutar como disfrutamos de vivir entre la mierda.